El agua no reposa. El agua anda desnuda por las piedras del río con su canción de lluvia. Tal vez será algún alma serrana que camina en busca de un espejo que perdió cuando niña. ¿No has visto tú ese espejo? -Antes sus claras lunas peinaba el agua ante sus cabellos de música. Dicen que las pupilas ya no se van del agua si alguna vez al río se nos cae la mirada. ¿No has sentido la fuerza de poseerla toda?; ¿de sentir en tu carne el temblor de su boca? Ah, la angustia en mis ojos al besar los abismos de su boca, y sus manos llena de maleficios. Me ha llamado a su fondo y en la sien me ha gritado y ha enredado mi cuerpo con sus cabellos claros. Más allá de mis ojos debe de errar su alma. A las ingentes cimas de mi sueño ¿a qué viene?; de abajo, desde el fondo de mis abismos, salta. Y otra vez en mis ojos con sus formas desnudas, con su cuerpo de río y su canción de lluvia. -Mírale las pupilas -me ha gritado la noche- ¿No ves rota una sombra pasar por su mirada?; esa es tu forma muerta, ¿la ves?, distante el río hacia la mar la lleva en su ataúd de agua. Extraido del libro: Antología de lecturas Vol. 2 Página 111 (Leído la madrugada del sábado 8/9 de enero de 1995)
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